Las habilidades sociales pueden definirse como el conjunto de capacidades, de acciones y conductas que nos permiten desenvolvernos eficazmente en nuestras relaciones sociales. La gran mayoría de ellas no son innatas, sino que las aprendemos desde la niñez y van conformando nuestra conducta social. Dentro de este conjunto de conductas encontramos el saber escuchar de manera activa, ser empático, la validación emocional, la capacidad de negociación, el respeto hacia uno mismo y hacia los demás, la compasión, el poder expresarnos de manera correcta en distintas situaciones, la asertividad, etc.
En muchas ocasiones las habilidades sociales y la asertividad se consideran sinónimos de manera errónea. La asertividad es una pieza fundamental dentro del desarrollo de nuestras habilidades sociales y consiste en la capacidad de expresar nuestra opinión, nuestros intereses, nuestros derechos, sin dañar a la otra persona y sin permitir que seamos agredidos nosotros. En muchas ocasiones la conducta interpersonal no es asertiva y por lo tanto no es adecuada para la persona pudiendo darse dos estilos distintos de comunicación que no son adaptativos:
| ¿Cómo saber si tengo problemas de asertividad? |
| Responde estas preguntas, si tienes más de tres respuestas afirmativas, te recomendamos llamarnos para desarrollar la asertividad |
| 1 Ante las situaciones difíciles y los conflictos,¿ tiendo a evitarlos o por el contrario soy agresivo? 2 ¿Cuándo tengo que hablar con personas desconocidas, me pongo nervioso, tenso? 3 ¿A veces siento o me han dicho que las personas suelen aprovecharse de mi? 4 ¿O por el contrario, me han dicho que me sobrepaso con las persona y no respeto sus límites? 5 ¿Ante situaciones que me molestan, me las callo y me evado? 6 ¿O por el contrario me vuelvo agresivo y suelo perder los papeles ante esas situaciones? 7 ¿Cuándo quiero algo no hay nada ni nadie que me haga cambiar de opinión? 8 ¿Soy incapaz y no puedo decir que no aunque no? 10 ¿Las personas tienen que hacer lo que yo quiera? 11 ¿O por el contrario, hago lo que los otros quieren aunque no me guste? 12 ¿Tengo temor de que las personas se molesten conmigo? 13 ¿O por lo contrario me da igual lo que opinen los demás y yo hago lo que me plazca les guste o no? |
Debido a que el ser humano por naturaleza es un ser social, necesitamos de un buen desarrollo y manejo de las habilidades sociales y de la asertividad, no únicamente por la compañía de los otros, sino por la multitud de situaciones a las que nos veremos expuestos a lo largo de la vida en relación a la satisfacción de nuestras necesidades y a los servicios que nos puedan prestar los demás a nivel familiar, académico y laboral.
Un buen desarrollo de las habilidades sociales y en especial de la asertividad, permitirá a la persona poder adaptarse al entorno en cualquier situación, desenvolviéndose de una manera adecuada. Cuando una persona carece de estas capacidades, su conducta social tiende a ser desadaptiva, porque ante las situaciones interpersonales no sabe cómo comportarse, ni como desenvolverse y teniendo en cuenta que estamos en contacto permanente con los demás, el sufrimiento puede llegar a ser muy elevado y las consecuencias muy nefastas en la vida de la persona.
Las causas que pueden provocar un déficit y/o ausencia de habilidades sociales y asertividad son las siguientes:
Observación: Desde la infancia, nuestras primeras experiencias relacionadas con las conductas sociales son mediante la observación de nuestros seres más cercanos. Si las conductas que observamos están basadas en estilos de comunicación pasivos y/o agresivos, en la falta de comunicación, en el autoritarismo, en la ausencia de respeto, etc., poco a poco nuestro cerebro irá asimilando esas conductas mal aprendidas y tan poco beneficiosas a la hora de relacionarnos con los demás.
Imitación: Muy relacionado con lo comentado anteriormente, encontramos la imitación. A partir de las conductas observadas, desde que somos niños, comenzamos a imitar las conductas sociales que observamos en nuestro círculo más cercano, sin tener criterio para poder juzgar si son buenas o malas, simplemente estamos aprendiendo de esa manera, negativa en el caso de que no exista una buena gestión de las habilidades sociales ni de la asertividad.
Refuerzos sociales: Cuando estamos forjando nuestra personalidad y nuestro comportamiento hacia los demás, los reforzadores sociales son muy importantes. Si vemos reforzadas conductas, como el respeto, la educación, la negociación, la tolerancia a la frustración, etc., desarrollaremos de manera exitosa un buen repertorio de habilidades sociales. Igual ocurre con la asertividad, si desde pequeños aprendemos a defender nuestros derechos respetando los demás, a hacerlo de forma adecuada, estaremos aprendiendo bien esta estrategia tan beneficiosa a la hora de comunicarnos.
Educación: En este caso, nos referimos principalmente a la educación en el hogar, en el ambiente familiar. La conducta social se verá muy influida por el nivel de autoridad que exista en el hogar, si todos son igual, si existen superiores o subordinados, si la comunicación es fluida teniendo en cuenta los puntos de vista de todos los integrantes o si por el contrario uno ordena y los demás obedecen, si se tienen en cuenta los sentimientos de los demás o si es algo que carezca de importancia en el seno familiar, etc., dotarán de una conducta social reinada por un buen repertorio de habilidades sociales y asertividad o por su carencia.
Características de los problemas de asertividad y de las habilidades sociales
Las principales características de déficit de habilidades sociales y asertividad que puede padecer una persona son las siguientes:
Irritabilidad: Cuando existe una carencia en nuestro conjunto de conductas interpersonales puede aparecer la irritabilidad, siendo frecuente su aparición en situaciones en las que la persona además adopta un tipo de estilo agresivo ante la comunicación, carecerá de capacidad de escucha y cualquier comentario o acción que se le realice será mal interpretado, por esta ausencia, provocando una reacción desadaptiva en él.
Pasividad: En el caso opuesto al anterior nos encontramos la pasividad. Cuando una persona ha asumido desde la niñez, que los demás tienen el control de las relaciones, de las conversaciones e incluso de sus decisiones, no se atreverá a confrontar, ni revocar ninguna decisión, aunque ello le genere un gran malestar, porque es la manera en que ha aprendido a relacionarse.
Falta de empatía: Independientemente de si la persona ha aprendido un estilo de comunicación pasivo o agresivo la empatía será una carencia, en su repertorio conductual. En el primer caso, carecerá de ella, porque todo el peso de sus relaciones lo tienen los demás, podrá ponerse en el lugar de los demás, pero no desde la empatía, sino desde la sumisión. En el segundo caso, con una actitud agresiva, no podrá ponerse en el lugar de la otra persona porque ha aprendido a relacionarse desde la discusión, desde las amenazas y desde la autoridad, asumiendo que siempre tiene la razón.
Dificultad para expresarse: Cuando una persona carece de habilidades sociales y en especial de asertividad, tendrá muchas dificultades para expresarse correctamente. No nos referimos a que no pueda hablar, sino a que le costará comunicar lo que realmente quiere, la persona pasiva se comunicará desde el miedo y en muchas ocasiones titubeará, tartamudeará y seguramente no termine por decir lo que realmente desea. En el caso de las personas con un estilo de comunicación más agresivo les costará que su discurso vaya más allá de las órdenes, de las obligaciones de los demás y en muchos casos incluso de los descalificativos, perdiéndose lo que quiere transmitir realmente.
Mala gestión de las emociones: Cuando una persona carece de herramientas para gestionar sus relaciones, sus emociones suelen verse descontroladas, porque vivirá permanentemente entre la hiperactivación y la hipoactivación, porque serán o muy elevadas o muy bajas, muy relacionado con una mala gestión de la asertividad.
Baja autoestima: La incapacidad para relacionarse como le gustaría como los demás, influye de manera negativa en la percepción que una persona tiene de sí misma, sobre todo si es algo que no ha elegido, como es este caso, lo ha aprendido y es como sabe relacionarse, pero a este razonamiento en muchas ocasiones no puede llegar una persona con este déficit, por lo que su autoestima podrá verse muy perjudicada.
Si te identificas con varios de estos problemas detallados,, es necesario acudir a un psicólogo para iniciar un tratamiento especializado, que pueda ayudarte a regular las emociones y poder adquirir una estabilidad personal y relacional. Rubik, cuenta con psicólogos especializados que te ayudarán a mejorar tus habilidades sociales y a superar tus problemas de asertividad.
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