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Apego

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Apego y cómo afecta

¿Qué es el apego?

Se ha visto que todos venimos al mundo con una predisposición innata para establecer uniones con nuestra figura de cuidado o cuidador principal, es algo necesario para nuestra supervivencia y desarrollo. Esta es la base del apego, teoría desarrollada en primera instancia por John Bowlby. El apego se refiere al vínculo que se establece entre un bebé y sus cuidadores principales y que provee al bebé de seguridad y regulación de los estados internos. Algunas funciones que desarrollaremos en la edad adulta, empiezan en los primeros años y se explican a través del apego.

En ocasiones detrás de la luz roja que nos muestra el niño, hay un problema de apego. Cuando detectamos que esto es así, lo comunicamos a los padres y realizamos una intervención dirigida a la reparación del apego. Esta intervención requiere una implicación total por parte de los padres, que serán diana de tratamiento. El resultado que conseguiremos podrá verse a distintos niveles: los síntomas del niño disminuyen, la dinámica familiar mejora, la relación entre los padres, y de los padres con el niño se refuerza y repara.

El apego es un factor determinante en salud mental. Es en los primeros años de vida cuando el apego recibido por la madre (o cuidador principal) marcará la forma en que el niño y luego adulto se regule emocionalmente, atienda a sus propias necesidades, se relacione dentro de la familia, con los amigos, y en el futuro con su pareja y sus hijos. Marcará también la capacidad de explorar el entorno (ya sea el entorno físico, social, laboral, etc.).

Funciones del apego

  • Ayuda a desarrollar y consolidar el cerebro del bebé y es tan importante para la supervivencia y el desarrollo en el Ser Humano (y otras especies) que se sitúa por encima de otras necesidades biológicas.
  • A través del apego los seres humanos conocemos el mundo y sentimos seguridad y coherencia tanto sobre nosotros mismos como sobre aquello que nos rodea.
  • El apego es tan innato que cuando un bebé es separado de su figura de apego, el cerebro activa todo un conjunto de emociones y conductas para buscar la cercanía y la seguridad en las personas significativas. Esto explica por qué los niños tienen ansiedad cuando se les separa de sus padres y por qué solo se calma cuando estos vuelven.
  • El apego influirá en cómo seremos como adultos, en los conceptos que crearemos, en la seguridad que tendremos en nosotros y en el resto de personas, y en cómo vinculamos con las figuras importantes (hijos, parejas). Si en la infancia el apego ha sido principalmente ansioso, de adultos buscaremos o huiremos de un otro significativo (especialmente la pareja), teniendo miedo, ansiedad o ira si ésta se aleja o alejándonos antes para evitar el abandono.
  • Del apego dependerá en gran parte la capacidad de regulación interna (emocional).
  • Del apego depende que creemos una visión sólida y estructurada de nosotros mismos.

Si se producen dificultades en las relaciones primarias o en la seguridad del bebé, se pueden desarrollar los denominados traumas de apego.
Tipos de apego

Dependiendo de las experiencias que la persona tenga en la infancia, estos son algunos tipos de apego que podemos encontrar:

  • Estilo evasivo o evitativo: se desarrolla frente a personas que no son muy presentes o sensibles a las necesidades del niño. Un ejemplo sería el niño que llora desconsoladamente y no obtiene respuesta ninguna de su cuidador. El niño se acaba calmando por agotamiento, pero aprende que no puede fiarse ni depender de nadie. Suelen ser niños que parecen calmados frente a las separaciones de sus figuras de apego, pero los estudios han demostrado que en realidad estos niños sienten una gran ansiedad, aunque no la exteriorizan. Si lo vemos desde un plano más evolutivo, este tipo de apego también se desarrollaría cuando crecemos en un ambiente muy peligroso, donde las probabilidades de sobrevivir son difíciles. En estos contextos lo más probable es que no se creen lazos estrechos puesto que la persona tendría la sensación de poder perderlos.
    • Síntomas relacionados con este estilo evitativo
      • Cuando el niño o adolescente se controla demasiado emocionalmente y parece no sentir o padecer cuando sucede algo que objetivamente debería producir emociones intensas. Pueden parecer niños o adolescentes muy maduros para su edad, y pueden síntomas físicos (dolor de cabeza, molestias en el estómago, etc.).
      • Cuando el niño o adolescente está desconectado de sus propias emociones y/o necesidades. No son capaces de empatizar, son racionales, y poco a poco son capaces de no sufrir y estar sobre-regulados. No necesitan relaciones estrechas de amistad y se reponen rápidamente.
      • En el apego inseguro evitativo-distanciante, vemos niños y adolescentes que se desenvuelven con soltura en distintos ámbitos, pero esto puede llevar a correr riesgos graves para su seguridad.Puede que en determinados contextos el cuidador primario no vea peligro donde sí lo hay.
  • Estilo ansioso o ambivalente: suelen ser niños que crecen con figuras de apego más pendientes de sus propias necesidades que de las necesidades del niño. Estos niños crean respuestas de protesta muy fuertes, puesto que el adulto responde de manera variable. Tienden a hipervigilancia y necesitan permanecer cerca de las figuras de apego constantemente, pues no pueden interiorizar si esta está disponible o si por el contrario desaparecerá.
    • Síntomas relacionados con este estilo ansioso:
      • Cuando el niño o adolescente se controla demasiado emocionalmente y parece no sentir o padecer cuando sucede algo que objetivamente debería producir emociones intensas. Pueden parecer niños o adolescentes muy maduros para su edad, y pueden síntomas físicos (dolor de cabeza, molestias en el estómago, etc.).
      • Cuando el niño o adolescente está excesivamente conectado consigo mismo, está más pendiente de cómo se siente frente a determinadas situaciones, personas y contextos, viviendo con preocupación, con ansiedad, con tristeza. Se desbordan con facilidad, anticipan situaciones catastróficas, y necesitan la aceptación y refuerzo de los demás.
      • Cuando un niño recibe apego inseguro ansioso-preocupado en un contexto de su vida, puede desarrollar problemas de exploración. Se sentirá inseguro al moverse en ese campo ya que su base (la figura de apego primaria, que suele ser su madre), vive la exploración del niño con ansiedad, anticipando problemas o catástrofes.
      • Podemos ver casos de niños que no consiguen comer sólido, que andan de forma tardía, con ansiedad de separación, fobia social, ansiedad ante los exámenes, problemas con viajar solos, etc. Todo dependerá de qué área es vivida por el cuidador primario como una amenaza.
  • Estilo seguro: Cuando por el contrario las personas que deben proteger y atender al niño son consistentes, los niños desarrollan un apego donde aprenden a regularse por ellos mismos y sienten que los demás son personas confiables y el mundo un lugar seguro. Pero esto puede resultar desadaptativo si el ambiente donde tendrá que vivir el futuro adulto es peligroso.
  • Estilo desorganizado: afecto negativo, falla la regulación emocional, falta el respeto (maltrato), falla la aceptación y falla la conexión emocional.
    • Síntomas relacionados con este estilo desorganizado:
      • Cuando el niño o adolescente recibe un apego desorganizado con frecuencia presenta conductas de exploración patológicas: trastornos alimentarios, sexualización, conductas adictivas, etc.
      • Regulación patológica
        Cuando el niño o adolescente frente a determinadas emociones recurre a autolesiones, agresiones a los otros, comportamientos compulsivos, consumo de sustancias, etc. para poder salir de ese estado emocional.
  • Tratamiento de los trastornos de apego

El tratamiento para los trastornos de apego se basa en ayudar a la persona a crear vínculos más seguros y beneficiosos, en cambiar ciertas creencias o esquemas mentales que ha dado por válidos, en ayudarle a vincular de un modo más sano y a reaprender a interpretar la realidad, siempre desde la cercanía y comprensión del terapeuta.

Sea como sea, el psicólogo ayudará a la persona a vivir desde un lugar más seguro, reparando los daños del apego que actualmente le hacen sufrir.