¿Por qué una persona con un brillante expediente académico no siempre es un exitoso profesional? o ¿Por qué algunas personas son más hábiles en adaptarse a condiciones desfavorables, mientras otras se bloquean? o ¿Por qué unos saben disfrutar más de la vida que otros?
La clave suele estar en la inteligencia emocional. Durante mucho tiempo se pensaba que la inteligencia era únicamente la capacidad de aprendizaje y la posibilidad de resolver problemas teóricos. Nadie tenía en cuenta el poder de los sentimientos y emociones, ni en la importancia de invertir en recursos para educar en emociones.
Para Daniel Goleman (Autor del libro Inteligencia Emocional) la inteligencia emocional es la base de nuestra capacidad de interactuar con el mundo y engloba habilidades como la motivación, la empatía, el control de impulsos o la capacidad de regular nuestro estado emocional de forma adecuada. Estas habilidades configuran rasgos de personalidad como la compasión, la autodisciplina o el altruismo, necesarios para la adaptación social.
No podemos elegir nuestras emociones, pero sí podemos educar las emociones y aprender a controlar nuestras reacciones emocionales. Desarrollar nuestra inteligencia emocional posibilita gestionar, comprender y manejar mejor estas emociones y sentimientos a pesar de posibles frustraciones o contratiempos.
Gracias al haber desarrollado la capacidad de controlar nuestros impulsos, como suavizar expresiones de ira o irritabilidad, y a la capacidad de empatizar y de confiar en los demás, establecemos mejores relaciones interpersonales y garantizamos una mejor calidad de vida y bienestar emocional.
Las personas que no logran controlar su mundo emocional, aumentan el riesgo de desarrollar problemas como depresión o ansiedad y tienen más probabilidades para desarrollar una vida problemática. (trastornos alimentarios, abuso de drogas, problemas de ira, falta de disciplina,…)
Goleman destaca 5 habilidades de la inteligencia emocional, que son:
Una educación emocional en la niñez y juventud es de gran importancia, ya que no tener una educación emocional adecuada en el principio de la vida puede tener graves consecuencias en el desarrollo de la persona. Se deben inculcar los principios fundamentales de la inteligencia emocional como el autoconocimiento, el autocontrol, la empatía, el arte de escuchar y resolver conflictos, etc.
Los niños tienen que aprender a vivir con decepciones y frustraciones. Por ejemplo, cuando un niño tiene un berrinche, todavía no ha aprendido a aceptar la frustración. Su cerebro todavía no está desarrollado para poder entender, expresar y controlar ciertas emociones. Es necesario enseñarle a comprender estas emociones y su origen, es decir, tengo una rabieta porque me siento frustrado.
A veces es fácil confundir ciertas emociones, pero a medida que los niños crecen, pueden aprender a reconocer y controlar tanto sentimientos cómo emociones gracias al desarrollo emocional y cognitivo. Esto les ayuda a ser personas resilientes y sentirse más cómodos después de un contratiempo o cualquier situación que no está a su favor.
Las ventajas de la educación emocional en niños son:
Son valores positivos que contribuirán a un bienestar óptimo, más tranquilidad, responsabilidad e independencia.
Estos son algunos de los factores que debe fomentar un niño como parte de la educación emocional:
Por lo general, los adolescentes luchan mucho con sus emociones, suelen ser más impulsivos y no pueden controlar bien sus frustraciones, tienen emociones más fuertes debido a los cambios hormonales.
Durante la pubertad quieren decidir por sí mismos y ser independientes. Es una situación nueva que requiere un enfoque diferente para controlar las emociones y deben desarrollarlo y adaptarse a él. En general, no son las emociones las que causan problemas, sino el comportamiento desadaptado que puede derivar de estas emociones.
El adolescente debe aprender a pensar y asumir por sí solo ciertas responsabilidades y experimentar las consecuencias de su comportamiento. Eso no significa que tenga que organizar su propia educación, es importante recordar que los padres siempre son el motor y la guía para la crianza de los hijos y ellos crean el camino educativo de los hijos.
Los jóvenes que tienen confianza en sí mismos, son aquellos que han crecido con la confianza y la comunicación con sus padres. Sus padres les han guiado en su madurez y autonomía y les han enseñado a controlar sus emociones, como la frustración, la ira, los celos y la envidia. En el momento que el adolescente empieza a tener control sobre sus emociones y que tienen en cuenta las emociones de otros, entonces esta etapa de la vida va en buen camino.
Hacer frente a las emociones es muy importante para nuestro bienestar. En general, las personas prefieren tratar con gente que tiene control sobre sus emociones, eso incluye ser consciente de ellas, ser capaz de expresarlas y poder utilizarlas de manera productiva. Por lo tanto, el reconocimiento de las emociones juega un papel importante en el aprendizaje de la regulación emocional
Las personas que poseen una elevada inteligencia emocional, tienen una vida emocional rica y apropiada, se sienten a gusto consigo mismo, suelen ser socialmente equilibrados y demuestran estar dotados de una notable capacidad para comprometerse con las causas y las personas, expresan sus pensamientos, suelen adoptar responsabilidades, son alegres, poco predispuestos a la timidez y a rumiar sus preocupaciones.
Varios estudios han descubierto que los mensajeros químicos más activos, tanto en el cerebro como en el sistema inmunológico, se encuentran en las regiones nerviosas encargadas del control de las emociones. Las emociones tienen un efecto muy poderoso sobre el sistema nervioso autónomo y las células del sistema inmunológico (Felten).
El estrés, por ejemplo, disminuye la resistencia inmunológica, al menos de forma provisional. Los microbiólogos y otros científicos han seguido descubriendo cada vez más conexiones entre el cerebro, el sistema cardiovascular y el sistema inmunológico y reconocen la incidencia de las emociones en el desarrollo de la enfermedad.
Algunos recursos fundamentales de los programas de educación emocional son los siguientes:
Habilidades emocionales
Habilidades Cognitivas
Habilidades de conducta
Nuestras terapias fortalecen el reconocimiento de las emociones, los sentimientos de autonomía, el control de la expresión de las emociones, incrementan la tolerancia a la frustración, la capacidad de adaptación a los cambios vitales, ayudan a construir autoestima sana y proporciona las habilidades para generar un proyecto realista de vida.
En Rubik recibirás atención personalizada y tratamientos a tu medida para superar problemas emocionales.